¿Por qué el cine Digital?

Evolución cines digitales a 2014. Gráfico al final

CONGRESO DE BARCELONA – Marzo de 2010

Era necesario que el cine considerara la evolución existente en la oferta de sonido e imagen de mayor calidad. Era necesario seguir siendo competitivo con otros formatos de entretenimiento como la TV, el “home cinema”, e incluso los dispositivos portátiles, para mantener una posición de mercado que perdure en el tiempo. Las salas de cine de todos los tipos debian mejorar la calidad de la “experiencia” que ofrecen para seguir siendo viables.

Actualmente, el coste de una impresión en 35 mm lleva al distribuidor a pedir que la película se proyecte durante un período de tiempo mínimo. Esto no siempre redunda en beneficio del exhibidor si la película no genera la recaudación de taquilla esperada. Con las impresiones en 35mm, un exhibidor trata de devolver la película al distribuidor cuando piensa que ha llegado al máximo de su audiencia potencial, o si el distribuidor necesita la impresión para otro exhibidor. Por el contrario, cuando se trata de un archivo digital que se descarga a un servidor, el exhibidor puede quedarse con la película y organizar las proyecciones a conveniencia.

En estos momentos, se considera que el formato en 3D va a convertirse en un nuevo paradigma de la experiencia de la sala de cine. Este formato exige como mínimo un equipo digital conforme con la norma ISO TC36.

Techicolor ha anunciado recientemente una opción en 3D mejorada para los proyectores de películas. Esto subraya la importancia percibida de la presentación en 3D. Las películas en 3D son más caras de producir, y la tecnología es todavía muy reciente. Se espera que esto cambie rápidamente en los próximos cinco años. Cifras recientes de recaudación de taquilla confirman la atracción que el formato 3D ejerce sobre las audiencias,

Tecnología y normas del cine digital – las necesidades y las consecuencias

Disponemos ahora de normas ISO globalmente aprobadas, que han sido creadas previa consulta con la industria. En los últimos años, ha habido debate y consulta en los congresos de la industria, entre los que se incluyen IBC, NAB, I-DIFF, IMAGO, ECS y CinemaExpo, y cada delegado nacional ha representado a sus industrias locales en las reuniones de la ISO. Los fabricantes construyen ahora su equipo conforme a estas normas.

El coste del equipo es sin duda una barrera para su despliegue más amplio.

Los sistemas de cine digital se desarrollaron inicialmente porque la industria cinematográfica sabía que los costes estaban subiendo vertiginosamente, necesitaba recursos ya escasos (plata) y utilizaba materiales poco respetuosos del medio ambiente (soluciones de blanqueo, revelado y fijado). Debido a que las películas tenían una vida de distribución limitada, tampoco se podían reciclar con facilidad, siendo así poco económicas. Todos estos factores conducirían a un incremento de los costes en el tiempo.

Por otra parte, los medios digitales tenían una trayectoria de costes en descenso y utilizaban una tecnología reciclable reduciendo aún más los costes.

Desde mediados hasta finales de los años noventa, el desafío residió en convencer a la comunidad creativa (productores, directores y directores de fotografía) de que esta nueva tecnología podría ofrecer la misma calidad de imagen que una película en 35mm. Esa calidad de imagen era multidimensional, pero se podía simplificar en tres elementos principales – Contraste, Color y Resolución.

El desarrollo de una rigurosa tecnología de proyección electrónica ha convencido a esta comunidad de que ahora es suficientemente buena para sustituir a las películas de 35 mm. El elemento final en la oferta de un sistema de cine digital práctico y desplegable era la integración de un sistema sólido de protección de datos que minimizase, o incluso eliminara, la posibilidad de hurto del contenido de la electrónica del proyector.

Aparte de estos requisitos fundamentales de un sistema de proyección de cine digital (que no guardan relación con la resolución espacial, por ejemplo, 1,3K, 2K, 4K), las especificaciones también permiten superposiciones gráficas que soportan subtítulos más flexibles y fáciles de leer.

Una consideración importante en la definición de la especificación del cine digital residió en que el cambio de la tecnología tradicional a la digital debía impedir su pronta obsolescencia, en razón del rápido ritmo de la nueva tecnología. Esto llevó a los realizadores a elegir una opción 4K compatible en ambos sentidos.

El anuncio recientemente realizado por Texas Instruments de ofrecer tecnología 4K (que antes ofrecía únicamente Sony Corporation) no sólo trae más competencia a la gama alta del cine digital, sino que es el preludio de sistemas 2K más rentables en el futuro, cuando los competidores traten de hacerse con su parte del mercado.

La norma del cine digital fue así ampliamente aceptada por la industria cinematográfica como una evolución cara pero necesaria para ofrecer un activo sostenible durante un período de tiempo justificable.

A pesar de que los proyectores de bajo precio ofrecen aparentemente una capacidad similar, aceptable en opinión de la mayoría de los patrocinadores, ponen en peligro la experiencia “fuera de casa” de las salas de cine comerciales, haciéndola cada vez más precaria y menos convincente, siendo probable que sea superada por los sistemas caseros y también que se degrade en el tiempo, debido a los componentes menos estables de sus tecnologías.

Como ejemplo, casi todas las videocámaras de consumo ofrecen ahora capacidad de grabación ‘Full HD’. Muchos televisores ofrecen también imágenes con resolución “Full HD native spatial”. “Full HD” es 1,9K en la jerga de uso corriente, por lo que parecería que la frecuentemente solicitada opción 1,3K no ofrecería una opción comercializable, incluso si produjese una calidad de imagen satisfactoria.

Cabe asimismo mencionar que los costes de los proyectores guardan una estrecha relación con el brillo, y necesitan tanto potencia luminosa como una eficiencia fiable, como sucede con la tecnología en 35mm, a la que sustituyen. Plantea una nueva demanda de esta potencia la capacidad en 3D, donde las eficiencias ópticas de los sistemas con obturador llegan a necesitar hasta tres veces más flujo luminoso.

Algunos operadores han utilizado sistemas más baratos para presentar anuncios publicitarios, pero no han durado mucho y ya han sido reemplazados. Los operadores de las salas de cine desean un único sistema que pueda ofrecer todas las formas de contenido, sin tener que recurrir a técnicos especializados in situ. Esto impulsa la demanda de una tecnología con capacidad universal y no de sistemas individuales de bajo coste.

Algunos realizadores podrían estar dispuestos que sus películas se exhibiesen en un equipo de menor calidad, aunque se necesitaría un único sistema capaz de reproducir todos los formatos. No tiene sentido instalar equipos individuales adaptados a diferentes normas.

Cabe apuntar que la norma de cine digital ISO TC36 es la única que ofrece una definición completa de cómo se debería presentar el contenido a una audiencia.

Los realizadores desean la mejor calidad para sus películas. Algunas veces, por una razón artística o financiera, ruedan sus películas con cámaras ligeras, pero los gastos de postproducción siguen siendo altos. No aceptamos el argumento de que los realizadores europeos estarían satisfechos con normas menos exigentes que aquellas de sus colegas

americanos. ¿Sería posible explicar el público que va a una sala de cine que la película europea que va a ver se ajusta a una norma menos estricta que aquella de una película americana? A esto hay que añadir que el formato en 3D está apenas en sus comienzos, y algunos directores europeos están empezando a pensar en utilizar esta técnica.

La industria cinematográfica ha sido activa en la definición de las normas ISO aplicables a la proyección digital. Los distribuidores de películas y los exhibidores de las salas de cine acogen con agrado una norma que permite la misma universalidad de utilización que se puede alcanzar con la impresión en 35mm. Así que es necesario que las salas de cine inviertan en esa norma única, que permite la proyección de todo tipo de contenido y redunda en beneficio de su negocio.

No cabe la menor duda de que la norma ISO aplicable al cine digital tiene un precio.

Algunas voces siguen sugiriendo que si se permiten los formatos digitales abiertos, se solucionaría el problema de la asequibilidad. En realidad, “cualquier formato digital abierto” añadiría coste al proyecto, debido al gran número de formatos existentes.

El cine digital lleva entre nosotros más de diez años. Se han resuelto muchos problemas, pero quedan muchos otros por resolver

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